11 sept 2017

COMENTARIO AL LIBRO “ÉXODO A LAS SIETE ESTACIONES” DEL POETA PERUANO BETHOVEN MEDINA



           

Por: Lya Naranjo*


El poeta, lector privilegiado que se transforma en el primer crítico de su propia obra, sabe y conoce, tal vez mejor que los demás seres humanos, el misterio de la creación poética y los insondables laberintos que conducen al poema.

Frente a la hoja en blanco, el poeta espera en silencio que las primeras palabras pueblen ese espacio desolado, que le broten alas, que le salgan manos, que tenga ojos que lo iluminen en el tortuoso Y solitario proceso de la creación. 

La palabra poética es cuerpo, ser vivo que respira y habla con todos sus colores, con sus ritmos y matices, con su tempo y su latido, con su aroma y su nostalgia, con su brillo y las correspondencias del mundo y sus objetos y seres. Hay voluntad y hay misterio en lo que compone Bethoven en su obra “ÉXODO A LAS SIETE ESTACIONES”. Este ejercicio de decir el mundo (como diría el poeta Gonzalo Rojas), tiene como fundamento la palabra y la visión del mundo que ella plasma. Un poema se hace con palabras, escribió Mallarmé, y la palabra debe ser, como ya hemos expresado en otras oportunidades, “el vocablo que conmueva” o, en palabras de Luis Antonio de Villena, la “forma que emociona”, es decir, aquella que produce una alteración del ánimo, la cual es provocada por la alegría, la sorpresa, el miedo, la expectación, la impaciencia, el asombro. Y Johannes Pfeiffer, en su ya clásico libro “La Poesía”, nos habla de ese “modo de verdad [que] se ha vuelto realidad en el encanto de la forma.”

Y estas formas que emocionan, estos cuerpos que se palpan, que se huelen, que se miran, que se degustan, que oímos, nos muestran su hermosura (que es la perfección formal y además su desnudez, el misterio, la otra voz, la marginalidad, sea de ésta o de la otra orilla). Y lo hacen para comunicarnos mundos, formas de vida, deseos, fantasmas, lunas interiores, soles para mejor vivir, noches infinitamente soñadas. 

“ÉXODO A LAS SIETE ESTACIONES” nos transporta desde la filigrana de su verso por un viaje existencial que abarca la historia de la humanidad, la conmoción que provocan sus imágenes cuando se plasman en palabras, es decir cuando encarna en su propia sustancia la realidad que nombra, se transforma en algo  mucho más vivo, más esclarecedor y sugerente que lo nombrado. 
Bethoven escribe en primera persona, su obra se basa en la magia del número siete; “resultado de la suma de 3 (lo celeste) más 4 (lo terrenal)” con lo cual entabla un diálogo que no es para nosotros una moda, una imitación; sino que responde y corresponde a una necesidad de sentir, vivir y practicar la poesía como una relación amorosa, como un impulso vital, en la que la intertextualidad, lo cultural, la erudición, el refinamiento, la ceremonia, son formas de un diálogo reflexivo y de sentido práctico por excelencia.

Escribe desde los espacios interiores, lo que supone establecer desde ya un punto de partida, nuestro propio mundo-espacio, del cual podamos (yo y los otros), salir a la luz o entrar en la noche; supone situarse en un lugar que tiene como sentido primero, en este caso particular, el descubrimiento de una idea y el objetivo de desarticularla, no sólo a través de la palabra poética sino que, como ya hemos dicho, a través de una actitud de vida.

Además es importante, reiteramos, lo multicultural, que abarca no sólo el diálogo con otros discursos escritos, sino con otros “textos”: las artes plásticas, la música, la escultura, el arte en general. Todo lo que tiene que ver con los sentidos, adquiere en esta poesía un protagonismo fundamental que requiere la complicidad del lector, se le exige su participación y su experiencia, se le nombra incluso, se resuelve en otros, no puede ser un lector pasivo. Por eso pensamos que estos textos pasan largamente la prueba del “placer de la lectura”.

Felicitaciones Beethoven Medina por tu obra poética “ÉXODO A LAS SIETE ESTACIONES” sin duda será un referente en la nueva poesía peruana. 
Mucho éxito.






LYA NARANJO. Quito, Ecuador 1948. Doctora en Lengua Española y Literatura, Máster en Educación Universitaria. Maestra y poeta, ha logrado en los dos campos distinciones nacionales e internacionales. En junio de este año, mereció “Premio  a la Excelencia Literaria, 2017” por la UHE Unión Hispanomundial de Escritores, en Buenos Aires Argentina. 
Ha recibido varios premios literarios: Premio 'Platero 95' Poesía. Libro español de las NN.UU. Ginebra-Suiza, Premio Nacional de Poesía 'Gabriela Mistral', Primer Premio 'Poesía Inédita' Distrito Metropolitano de Quito, Premio 'La soberanía Ecuatoriana y la Paz', Primer Premio 'Manuela Cañizares' Quito. Premio 'C.I.E.P.E' Quito.
Ha participado en Congresos nacionales e internacionales de Literatura; Encuentros Internacionales de Poetas: 'En la Mitad del Mundo' Quito, 'En el País de las Nubes' México.
Autora de los poemarios:- 'Poema de la Soledad' [Canto a Nueva York], 'Tiempo de Colores' y 'Luzombra'

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