5 nov 2017

ÉXODO A LAS SIETE ESTACIONES DE BETHOVEN MEDINA


Bethoven Medina y Gloria Díaz en la Feria de Libro de Chimbote 2017



Por: Gloria Díaz Azalde


Empiezo mi análisis al poemario “Éxodo a las siete estaciones” con la siguiente cita: “La poesía no pretende hermosear, santificar o idealizar lo que toca, sino volverlo sagrado.  Por eso no es moral o inmoral, justa o injusta, falsa p verdadera, hermosa o fea.  Es simplemente poesía, de soledad o de comunión.  Porque la poesía que es un  testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo es de la desesperación.  Y tanto como un ruego puede ser una blasfemia”. (Declaraciones de Octavio Paz en una entrevista).
La poesía clásica y moderna, es la manifestación de la belleza o el sentimiento estético a través de la palabra, en verso o en prosa.  La actividad poética no se puede definir por límites y precisiones exactas.  Es difícil encontrar un marco concreto dentro de las corrientes y estilos literarios.  La poesía clásica tiene muchos aspectos importantes, pero el que le da el sello como tal, es cuando trasciende en el tiempo y más allá de las fronteras. 

Las apreciaciones a este poemario, “Éxodo a las siete estaciones”, tienen un criterio muy particular, puesto que se trata de una postura literaria distinta a la poesía convencional a la que estamos acostumbrados y esto quizá se deba, a las investigaciones esotéricas, místicas y afianzadas en un ambiente de vocación fecunda por la búsqueda de la verdad por parte del autor.  En lo que pudiéramos llamar creación literaria, hay una preferente devoción hacia el simbolismo oculto, combinado con aspectos cabalísticos, astrológicos, metafísicos, entre otros.

“Éxodo a las siete estaciones” es un nacimiento a una temática de las claves ocultas y las actividades místicas.  Es un libro estructurado en la numerología, en la que el número siete, es el símbolo y el nexo a la estructura interna.  Por analogía, todo se relaciona en un resultado de un siete simbólico.

El libro tiene siete partes, con sus epígrafes respectivos y cada parte siete poemas.  Así tenemos:

I. Siete días de la creación del universo.
II. Siete notas musicales.
III. Siete días de la semana.
IV. Siete cuerpos del hombre.
V. Siete palabras de Jesucristo.
VI. Siete colores del arco iris.
VII. Siete ensayos de la realidad.  Además de los anexos: Siete veces siete. Referencias y notas.

Esta estructura  del poemario, a manera de creación espontánea de intrincada forma geométrica, parecida a un mandala, me sugiere, un momento de magia a partir de su lectura.

El lenguaje que usa Bethoven Medina es una forma de prosa, diseñada en versos de largo aliento.  La temática es el simbolismo esotérico que se relaciona con ciertos procesos que tienen lugar en el cuerpo humano y en el alma, con un enfoque original, basado en las enseñanzas milenarias.

El estilo muy personal del autor, conduce al lector a la búsqueda de otras fuentes de información, para relacionar la poesía esotérica y la cultura universal.  Eso significa, conocer los principios básicos de la mitología griega, las leyendas orientales, los arcanos mayores de la cábala, astrología elemental, el funcionamiento de los chakras a través de las glándulas endocrinas, conocer los primeros versos del Himno a San Juan Bautista, (S. VIII) donde se nombran por primera vez, las notas musicales.  A su vez, la relación oculta con la Tabla de la Esmeralda y la interpretación metafísica de los pasajes bíblicos.

Dentro de las características fundamentales de la poética de Medina, a través de su poemario: ”Éxodo a las siete estaciones”, puedo mencionar:

- Ausencia de ritmo en la poesía.
- Sencillez clásica en el manejo del lenguaje.
- Muestra de espiritualidad profunda.
- Sacralización del sexo.
- Entendimiento de la vida, la música y el arte en general.
- Testimonia lo sagrado en su contacto con la naturaleza.
- Muestra un espíritu sediento de conocimientos a las enseñanzas iniciáticas.

Bethoven Medina alcanza una voz propia que se levanta en toda circunstancia, tanto en lo físico como en lo esotérico, sacralizando la existencia, recontando presencias bíblicas, intentando un mensaje de aire limpio, de privilegios y arco iris.  En sus poemas hay una polifonía por las diversas voces del yo poético; en ocasiones en primera persona o tercera persona o algún rasgo fugaz de grupo, que anuda la cólera o el desconsuelo, ante la violencia o la injusticia como en los poemas de Siete ensayos de la realidad.

En algún momento, me hizo evocar a Tagore en un fragmento de: “El Jardinero”, cito: “Sí, madre; no me mire así; ya sé yo que él no alzará sus ojos a mi ventana, ya sé yo que solo lo veré un momento; que será como cuando vienen sollozando, la nota que se aleja de una flauta…” En el poema de Bethoven: “Madre, he ahí a tu hijo. Hijo, he ahí a tu madre” (Pag. 75) cito: “Madre, al acordarme de ti, regreso saltando en cuclillas;/ y en la playa de pescadores acaricio chalaneros cuando predico la verdad,/ y en musical fiesta saltan delfines./ La luz en palabras de siete profetisas,/ recorre calles de oscuro puerto buscando a tu hijo,/ aquel del monte del calvario en donde permanece la Existencia./ Ahí los crucificados nunca dejarán de morir.” En el primer poema, Tagore hace alusión al paseo de un príncipe, su maestro o gurú espiritual para quién, solo tiene el deseo de mirarlo pasar por su ventana y eso, será más que suficiente para el niño que le lanza el único  tesoro que tiene, su brazalete de oro.  Por él, entrega todo a cambio de verlo pasar, es su guía y maestro interior.  En el poema, Madre, he ahí a tu hijo… el autor muestra su alegría, su visión de vida ante los chalaneros, es el deslumbramiento de verlos en el sacrificio de su labor, representan su guía, su maestro interior.  Ambos en un monólogo, (la presencia de la madre es ausente) de reflexión a la existencia.

En un fragmento final del poema: “Evolución económica” (Pág. 103) cito: “En el Perú, los maíces se levantan insatisfechos,/ y lejanos, son brazos altaneros que convocan/  medir los años, las siete vacas flacas;/ y a sacar el alma, al alma, para vivir cantando”. Este fragmento es muy profundo porque en la contextualización de todo el poema, podemos decir que no hay silencio tan inquieto, como aquel solemne silencio en que la naturaleza toda, se confabula con el hombre andino y hace su protesta y se vuelve hielo y es pobreza, pero aún en ese trance de dificultad, él, vive cantando. El eco es su voz.  El hombre andino modula y expresa todos los tonos, como en el poema: “Problema del indio” (Pag. 104).

La mayor prueba de la vitalidad de la poética de Bethoven Medina, es su total carencia de resignación al sistema político y social en su conjunto.  Sin plantearlo, parece precisar, una escuela de independencia literaria, con escritura libre y espontánea.  Algunos poemas se muestran con un matiz rudo, como si fuera un pintor de desenfadada pincelada, y en otros, sin perder la unidad temática, es sutil, simbólico y de verso libre.

Cabe mencionar que el tema esotérico ha sido una motivación creadora y de realización personal para muchos escritores, tanto en la narrativa como en la poesía y por citar a algunos, tenemos: Jetsun Milarepa, uno de los más famosos yoguis y poetas del Tíbet, entre 1052 a 1135.  Emanuel Swdenborg, teólogo sueco (1688 – 1772). Franz Hartmann, alemán, famoso escritor esotérico, (1838 – 1912). Fernando Pessoa, poeta portugués del ocultismo y las doctrinas esotéricas, (1888 – 1935), considerado uno de los más destacados en la literatura mundial. Oscar Wilde, poeta, dramaturgo y novelista irlandés (1854 – 1900). Franz Kafka, de origen judío, escribió en alemán (1883 – 1924), Jorge Luis Borges, uno de los más ilustres del S. XX (1899 – 1986) mostró gran interés por la cábala y los caminos de iniciación. La lista de escritores en esta línea del simbolismo y las cuestiones existenciales a partir de lo esotérico, puede ser muy larga, pero basta destacar que cada autor y su obra alcanzan la trascendencia en la medida que esta, perdure en el tiempo.

Para terminar, debo agregar lo siguiente: hay que ser valientes, tener las ideas claras y renovadas, tener un fuego encendido y de amistad con la poesía para escribir en este género, que ya muy pocos, quieren leer. La sociedad, parece tener un alejamiento insospechado, de renuncia al goce estético, como si la poesía fuera un asunto de interés solo para especialistas. La poesía une y armoniza el sentimiento popular, eleva la sensibilidad humana cuando podemos penetrar en este mundo maravilloso.  La poesía, nos trasmite, nos involucra en la realización del ser y nos hace más humanos.  Leer, “El éxodo de las siete estaciones” de Bethoven Medina,  nos irá guiando en esa conexión mágica que es el número siete, para entender las manifestaciones que nos ligan entre el mundo manifestado y lo no manifestado, entre el mundo visible y lo invisible y el autor habrá encontrado su misión a través de la poesía.



Gloria Díaz Azalde (Lima, 1949). Es una de las principales poetas de Chimbote. Ha publicado Canto bajo el agua (Mantícora Editores, 2007). Su vasta producción se difunde principalmente en revistas Bellamar, Altamar y Alborada. Los temas recurrentes en los poemas de esta autora han sido siempre el erotismo ligado hacia la búsqueda de lo espiritual, la soledad y la nostalgia.

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