Ella
Ella
Vaga en la pradera de mis ilusiones
Le ofrezco una rosa, símbolo de armonía
Nunca antes había visto una rosa.
La destruye enardecida
Me brutaliza con su falso despecho
Pero su mirada de hielo apacigua la hinchazón
Habitualmente
Es paradójica
Un paralelo perpendicular
Que
Deja atrás sus inhibiciones para
─Descalza y en piyamas─
Danzar bajo la lluvia
De sol a sol
Desprendiéndose de su dolor
Ella
Es Impredecible
Jodidamente irresistible
Odiarla, inconcebible.
Es mi desahuciado
Sentido común
Regodeándose en mi decadencia
Silenciarla, imposible.
Puede bien ser un montón
Siempre histérica
Pero sin llegar a la demencia
Una especie de Atlántida
Sumergida en un mar de intranquilidad
Descalza y en vestidos sucios
Danza bajo la lluvia
De luna a luna
Desahogando su infierno interno.
Tu susurro retumba
Tu susurro retumba
En nuestra celda noche a noche.
Somos culpables
De habernos robado todo
Cómo y por qué
A lo largo de mil y una noches.
Tu toque divino
Para mí es la única consolación
Y ahora nos encontramos
Buscando los rastros
De nuestra desbordada pasión
Entiende de una vez
Este sueño
No es tuyo ni mío
Y por última vez
El carcelero nunca aceptará
Tus prístinas lágrimas
A cambio de nuestra libertad.
Ficticio y tan real
Este amor es una calle de un solo sentido
De fatal atracción y enloquecida devoción
Tangible y subjetiva
Es nuestra sinfonía interpretada
Con instrumentos de vidrios rotos
El vino acompañado por la noche,
Los cuidadosos pero tontos
Y los afables pero ciegos.
A flagelarnos y blasfemarnos
Como si contra
La pared nos tuviese.
Él claramente no conoce
De Fuegos o incendios
Ni las propiedades inflamables
De las emociones y sensaciones.
Que vertimos en los muros
Entiendo que odies el encierro
Igual yo, pero paciencia.
Las aves de bifurcadas alas.
Contrabandistas de ilusiones
Y cerillos, desencadenarán
Las llamas, que nos guiarán
Hacia nuestra extraviada libertad
Frenética y serena
Es nuestra carrera hacia el sol,
Alzando vuelo, dejando atrás el suelo
Cáusticas y reconfortantes
Son nuestras brasas incandescentes, jamás
Se extinguirán, por siempre nos acogerán.
Ella se arraigó aullando de placer
Vistiendo nubes carmesí y estrellas rojizas
La noche, cazadora de pasiones prohibidas.
Armada con arco y flecha
En una carrosa tirada por pesadillas
En forma de caballos de tres cabezas.
Ella nos encontró
Planeando nuestro próximo atraco.
Y en un colérico arrebato
Entiendo
Paralelos y perpendiculares
Son nuestros pedregosos caminos.
Demasiado pronto acabó nuestro tango
Demasiado pronto acabó nuestro tango
Y pareces haber ganado este round
Porque eres tú quien ríe sola
Aquí, en el subsuelo.
Donde se desinfla el misterio
De nuestras vidas
En la forma más descorazonada
Sin pretextos o decoración
Tal vez, en otro momento del tiempo
En otro mundo, sin arriba o abajo
Volaríamos por siempre
Peligrosamente alto
Sin miedo a caer.
Por desgracia
En nosotros el desastre
Encuentra su patio de juegos
En este sádico juego nuestro,
Desgarrándonos la carne
Porque nos negamos
A jugar a “la felicidad”
Misericordia, son los espejismos
En nuestros desiertos
Alucinaciones que brillan
En nuestras memorias
Como diamantes en el sol
Tal vez, en otro
En otro mundo, solo para los dos.
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Humberto Barriga |
Humberto Barriga. Joven poeta trujillano. Estudió en el Colegio Sir Alexander Fleming; al terminar la secundaria ingresó a la Pontificia Universidad Católica del Perú para estudiar Literatura. Figura emblemática del ciclo de recitales "Poesía de Miércoles" en el Bar Chaska de Trujillo.
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